08.12.1985 | ARGENTINOS - JUVENTUS FC (Italia): 2:2. COPA INTERCONTINENTAL

Con la precisión de un cirujano, Platini clavó el estilete a centímetros del palo izquierdo. Era el último penal de la serie y la tarde de Tokio ya era leyenda. Atrás habían quedado 120 minutos de puro fútbol, en los que el querido Argentinos Juniors estuvo a punto de consumar una hazaña sin precedentes: vulnerar a quien fue tal vez el mejor Juventus de la historia.
Con las armas nobles del fútbol que todos amamos y con un corazón inquebrantable, el equipo de Yudica dejó una marca que ni siquiera la dolorosa derrota pudo borrar. Pero qué mejor que remitirse a las palabras del Pepe Castro, autor de un golazo inolvidable, para definir tan gloriosa y triste jornada: "Volvimos sin la Copa, pero con las valijas llenas de fútbol". Es verdad, tal vez la Copa viajó a Europa, pero ¿quién le quita a Argentinos el premio que se llevó con el aplauso de todas las parcialidades del fútbol argentino que sintieron su fútbol como propio? Nadie le quita ese mérito porque en el fondo Argentinos ganó. Y eso lo sabe el mundo entero, hasta los propios jugadores de la Juve que levantaron la Copa Intercontinental con las traspiradas camisetas coloradas en su piel. Por eso, ahora más que nunca recordamos esa derrota como victoria y tenemos a esa mañana en el rincón de los recuerdos eternos, esos que se llevan en la memoria del corazón de por vida. Por eso, no dejemos de brindar por ese mítico partido y por el fútbol de Argentinos, que ese día sacó el carnet para entrar en el firmamento de la inmortalidad.